Familia
Cuando nace una criatura, nace una madre y un padre
La familia es nuestro primer espacio de desarrollo vital, afectivo y emocional. Las relaciones familiares suponen los primeros vínculos, apegos, modos de entender el amor, los cuidados, el compromiso con lo colectivo. De ahí que podamos identificar, en nuestras experiencias familiares, el inicio de la constitución de nuestra autoestima, de la confianza en nuestras habilidades, de nuestros valores y hábitos, así como de nuestra capacidad de amar, recibir amor y cuidados.
Hoy en día, estamos viviendo a gran velocidad: los cambios culturales, sociales y los desastres naturales, conviven con un día a día exigente a nivel económico donde sentimos que “no llegamos a todo, no tenemos tiempo para lo importante”. Estas circunstancias suponen una fuente de demandas y conflictos familiares y de pareja.
Cuando hablamos de “familias”, no hacemos referencia a la suma de todas las personas que la conforman, sino a un “ser complejo” que es más que la suma de sus partes puesto que existen dinámicas que se reconstruyen continuamente en cada sistema familiar (sobretodo ante cambios como nacimientos, duelo, económicos, sociales..).
A su vez, cada madre y padre es (ha podido o podrá ser) hijo/a, prima, nieto, pareja, abuelo/a. Estas experiencias familiares siguen vivas a la vez que se desarrolla la crianza, esa experiencia tan importante para la que no existe un manual, sino las ganas de seguir aprendiendo y creciendo desde educar. Y así es como cada persona va escribiendo su propia guía.
Acompañar los procesos familiares que permitan la resolución de conflictos desde el encuentro, la escucha y el cariño compartido, es una experiencia profesional que he venido desarrollando y que permite a las familias seguir escribiendo una historia propia desde el respeto, amor y crecimiento.







